Amar al otro como Jesús presupone amarle sin condición ni prejuicio alguno, amarle siempre, amarle hasta el extremo; porque Él lo ha hecho y lo hace así. Amar al prójimo como Jesús es buscar y procurar, en todo y siempre, el mejor bien para el otro. Es decir, este amor va mucho más allá de una invitación a mantener buenas relaciones mutuas, a evitar hacerle mal a nadie, a guardar buenas formas y cultivar para con el otro buenos sentimientos. Sería amar como Jesús cuando nuestra manera de ser y de obrar estuviera orientada, básicamente, al bien de los demás; cuando se pudiera afirmar de nosotros que vivimos para los demás.
Comprendemos fácilmente que un amor tan perfecto, más que una realidad sólidamente consolidada en nosotros, se reduce a una aspiración sincera y firme que, a pesar de las deficiencias, marca un estilo de vida diferente que hemos de mejorar sin tregua, en la medida en que nuestra vida interior se vaya anclando firmemente en Dios. Como lo hace Jesús que, estando en el Padre, hace realidad también en nosotros el infinito amor de Dios.
El "como yo os he amado" de Jesús, tiene mucho que ver con la amistad. "Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. ¡Vosotros sois mis amigos!". Jesús quiere una comunidad donde fluya la amistad. Jesús quiere una misión iniciada, desarrollada y cumplida, en la amistad.(Jn,13,31-33ª. 34-35)
11.4.07
Como Jesús nos ha amado.
Publicadas por Armonía Espiritual a la/s 4/11/2007 05:20:00 a. m.
Categorías: MEDITANDO
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)




No hay comentarios.:
Publicar un comentario