2.5.07

DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR

No hace mucho una gran amiga, me pidió unirme en oración con ella por medio del salmo 129, 1-8. Durante el tiempo de oración me permitió descubrir que este salmo nos permite dirigirle a Dios la profundidad de nuestra dificultad. Y me ayudo para preguntarme si no sería oportuno ampliar esta dificultad a las situaciones colectivas de la humanidad, sin echarle la culpa a Dios de ellos. ¿Que tan grandes pueden llegar hacer nuestros problemas? Te invito a reflexionar desde el propio salmo: Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

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