No hace mucho una gran amiga, me pidió unirme en oración con ella por medio del salmo 129, 1-8. Durante el tiempo de oración me permitió descubrir que este salmo nos permite dirigirle a Dios la profundidad de nuestra dificultad. Y me ayudo para preguntarme si no sería oportuno ampliar esta dificultad a las situaciones colectivas de la humanidad, sin echarle la culpa a Dios de ellos. ¿Que tan grandes pueden llegar hacer nuestros problemas? Te invito a reflexionar desde el propio salmo:
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
2.5.07
DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR
Publicadas por Armonía Espiritual a la/s 5/02/2007 08:41:00 p. m.
Categorías: MEDITANDO
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